Recorrer un camino nos llena de incertidumbres que podemos capitalizar solo si somos capaces de revertir las dudas y transformarlas en certezas.
Atravesar la historia familiar, cambiando el significado personal de los hechos, nos habla de un crecimiento inmaterial que fomenta la creación de nuevos espacios mentales.
Juntar, ensamblar, unir, sujetar son palabras que pueden remitir a los lazos hogareños y a uniones entre vínculos muy fuertes o a hacer rememoranza a objetos acumulados durante el paso de tiempo. 
Somos animales que vivimos en sociedad, alimentándonos de otras especies y de relaciones afectivas. Construimos nuestra propia comunidad, dejándola abierta y carente de límites concretos.
El cuerpo nos pide saciar la sed de necesidades que creamos y se expresa haciéndonos sentir que somos seres sensibles a las aspiraciones de nuestro alrededor, implorando el pedido silencioso de apuntalamiento corpóreo emocional.  
Recopilar, tejer, construir son formas verbales no finitas que carecen de marcas morfológicas de género, número, caso, persona, modo, tiempo y aspecto. Pero también son acciones que se repiten de forma infinita para tramar estructuras sostenibles en el tiempo, capaces de resignificar la existencia material del entramado social.