Soñar el agua
Ana Seggiaro, Fernando Poggio y Matilde Crosetti.

Para la edición 2024 de MAPA feria, El Aguará galería propone una selección de obras bidimensionales de los artistas argentinos Ana Seggiaro, Fenando Poggio y Matilde Crosetti.
En ésta, los cuadros se enlazan unos con otros a través de complicidades materiales o formales que se develan gradualmente en el recorrido que propone el stand.
Acá, aparecen figuras antropomorfas que danzan o se retuercen; que se introducen en la espesura de la noche y recorren espacios misteriosos. Soñar el agua se trata de procurarse un lugar donde, por un momento, ralentizar el colapso. Por eso se mueve como un organismo serpenteante que atraviesa ventanas y umbrales, que se desliza absorbiendo nutrientes de su entorno.
Su recorrido es un modo de hallarse entre las cosas que nos rodean. Imaginarse como un medio, como un cuerpo enorme conformado por muchos cuerpos, también imaginarse como el contenedor en el cual se alojan otras cosas que luego se trasladan a sitios distintos.
Cada artista trabaja bajo su propia lógica y rigor, convirtiéndose en una posta dentro de este percorso que va desde el cosmos hasta el fuero más interno, atravesando en su trayecto la razón y el orden.
Poggio hace uso de la solidez de los materiales y la precisión ficticia de las cartografías. Busca enigmas y coquetea con cosmologías de intrincada fórmula. Es un artista que se deja seducir por las formas de topografías que solo el transitó. Sus piezas de gran formato, enseguida develan un tono lúdico y un tanto peda- gógico. Enseñan a esperar y observar. Nunca estamos solos, estamos siendo parte.
Por su lado, las pinturas de Crosetti dialogan con la naturaleza, con el galope y el viento. Las piezas que propone incorporan distintos registros que la artista recupera en su relación con el campo, con su familia, su paisaje y su herencia. A partir de algunas aproximaciones sensibles a su entorno y su cuerpo, entendido como un elemento más de ese ecosistema, describe formas en que los vínculos naturales, afectivos y otros todavía más abstractos se constituyen como la materia prima del pensamiento.
Seggiaro en cambio, lee y cita la historia y la arquitectura, como así también las fuerzas invisibles que rigen los ordenamientos domésticos. Sus obras son como rompecabezas de los que no hay que esperar revelaciones, porque sabe muy bien que la prepotencia del conocimiento es lo que termina desgarrando el misterio y esa es la fuente del más profundo malestar.
Soñar el agua implica el ejercicio de volver a mirarse y encontrar formas para ver en los trazos el sentido en el que fluye el caudal, en las manchas de pintura un salto entre las rocas, y en cada puntada de hilo el sonido gorgoteante del contacto con la orilla.
Esta propuesta, nos ubica frente al enigma que nos motiva a seguir buscando respuestas, perpetuando el movimiento que guarda consigo la posibilidad de que algún día todo sea distinto. Un enigma que se halla entre las obras, en sus coqueteos con la abstracción, que anhela la más pura pulsión vital, y que no se recorre, sino que se navega y que fluye con los ritmos que propone el río.
Curador Malcon D’Stefano Noviembre 2023